Los seguros suelen estar rodeados de ideas equivocadas que hacen que muchas personas duden en contratarlos o no aprovechen todas sus ventajas. Para ayudarte a tomar decisiones mejor informadas, aquí desmontamos algunos de los mitos más frecuentes sobre los seguros.
1. “Los seguros son solo para gente con mucho dinero”
Este es uno de los errores más comunes. Hay una gran variedad de seguros pensados para diferentes presupuestos y necesidades. De hecho, existen pólizas básicas con costos accesibles que pueden ser una red de protección importante ante emergencias. Tener un seguro no es un lujo, sino una forma práctica de proteger tu economía familiar frente a imprevistos que podrían salir mucho más caros.
2. “Si no me pasa nada, estoy tirando mi dinero”
Muchas personas piensan que si no tienen accidentes o problemas de salud están “perdiendo” lo que pagan en seguros. Pero el seguro no es una inversión para obtener ganancias directas: es un mecanismo de protección. Es preferible pagar una prima y no necesitarla, que enfrentar un gasto enorme sin respaldo. Es como un cinturón de seguridad: ojalá nunca tengas que ponerlo a prueba, pero si lo necesitas, te salvará.
3. “Es mejor ahorrar por mi cuenta que pagar un seguro”
Ahorrar siempre es positivo, pero hay situaciones que pueden superar ampliamente lo que has guardado. Por ejemplo, un accidente grave o un incendio en casa pueden costar decenas de miles de dólares. Un seguro cubre estos eventos con montos mucho mayores de lo que una persona promedio podría reunir rápidamente.
4. “Los seguros siempre buscan excusas para no pagar”
Este mito viene muchas veces de historias aisladas que no cuentan todos los detalles. Si el seguro fue contratado correctamente y cumples con las obligaciones del contrato, la compañía responderá según lo pactado. Por eso es importante leer bien la póliza, declarar con sinceridad tu situación (salud, bienes, etc.) y resolver dudas antes de firmar.
5. “Solo necesito un seguro obligatorio y con eso basta”
Muchos países exigen seguros mínimos, como el de autos a terceros, pero eso no significa que sea suficiente para proteger tu patrimonio o tu salud. El seguro obligatorio suele cubrir solo daños que causes a otros, no a ti mismo. Si quieres protegerte integralmente, conviene analizar coberturas más amplias.
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